De repente, el Padre de Todos sonrió y al momento, aquel muchacho joven se alzó y medio salón quedó en silencio.
- ¡Yo, soy Voz de Garm! —gritó el guerrero— ¡Voz de Garm, Skaldo de la Camada de Fenris, Homínido, Cliath! ¡Llegué aquí semanas atrás y se bien que muchos os hacéis preguntas! ¿Qué hace tan cabizbajo? ¿Cómo llegó aquí? ¿Cual es su historia? ¿Desde cuándo un Skaldo puede estar más de diez minutos sin hablar? —Mesas enteras rieron ante el comentario y Voz de Garm, más confiado, prosiguió—. He dedicado estos días a ordenar mis ideas y a elucubrar la mejor manera de responder a esas preguntas ¡Me he dedicado a preparar la historia que os merecéis escuchar, guerreros!
El Valhalla al completo coreó y aclamó al Skaldo, deseosos de disfrutar de nuevos relatos de grandes gestas en el campo de batalla; el mismísimo Thor alzó su jarra en dirección al joven y Hugin y Munin graznaron ante sus palabras.
-¡Os contaré cuando hundí los pozos de alquitrán en Afganistan y como defendí a tres docenas de refugiados en Siria de los Primeros Equipos de Pentex! —Los godi y los forseti aullaron al unísono, aprobando tales actos —. ¡Narraré con todo detalle como destruí a las bestias del Wyrm en Chernobyl y como los mercenarios chechenos tiemblan de miedo ante la mera mención del “Lobo de Sumy”! —Skaldos y modis golpearon con fuerza las mesas con sus jarras y armas, dejando brotar su emoción y Rabia—. ¡Y os contaré como destripamos a la Prole de Madre en el Salugral, como cada Garou y pariente colaboró y preparó algo para defender a los suyos de una muerte segura! —Finalmente, los rotagar rieron con ferocidad, imaginando las decenas de artimañas que debieron ser usadas para derrotar a su ancestral enemigo.
Todo el salón le observaba y vitoreaba, listos para deleitarse con cuanto tuviera que contar. Eran un público dedicado y deseoso, eso Voz de Garm lo sabía bien. Ahora venía el auténtico golpe de gracia.
-¡Pero antes de todo eso, os contaré historias mucho más importantes! —Decenas de ojos se abrieron de par en par, expectantes e incrédulos— ¡Oiréis hablar de Huellas de Plata, el Hijo de Gaia más fiero que ha existido, un guerrero sin par dispuesto a pagar cualquier precio por proteger a los suyos!¡Os grabaré en la memoria las andanzas de Décimo Dígito, un Morador del Cristal en el que se podía confiar! —Los comensales apenas creían lo que estaban escuchando, mientras Odin sonreía bajo su tupida barba— ¡No me creeréis cuando os cuente que Disparo Certero, una simple pariente, se enfrentó junto a mi a una Danzante de la Espiral Negra y me ayudó a vencerla!¡Las palabras se os atragantaran cuando el nieto de Lobo Gris, el gran Guardián de la Calma sea mencionado, pues sin él, nuestro clan se habría autodestruido antes siquiera de nacer!
Los alientos se contenían y las palabras morían en las gargantas de sus dueños. Confusos y desorientados, el resto de guerreros del lugar no daban crédito a lo que estaban escuchando.
-¡Os hablaré de Canción Nueva, de Requiem, de Armonía de la Naturaleza, de Nana de Espinas, de Senda Oscura, de Aliento del Cazador, de Modo Difícil, de Garra Vengativa y de decenas más de compañeros que quedaron atrás!¡Pero mi primera historia será para mi hermano de batalla, aquel junto al que luché sin temor a ser abandonado, aquel al que pude llamar digno sin dudarlo ni un instante!¡Abrelatas, Modi de los Roehuesos, Homínido, Cliath, fue un gran guerrero digno de...!
-¿¡Un Roehuesos digno!? —gritó Río de Sangre, un Fostern modi que había muerto apenas una década atrás—. ¡No sabía que se te daba tan bien el humor, skaldo! ¡El día en que un Roehuesos sea digno será el día en que...!
Río de Sangre no llegó a terminar el insulto jamás. Voz de Garm se arrojó sobre él en forma glabro y le rajó la garganta con sus garras, para proseguir aplastando su cráneo contra el suelo, puñetazo tras puñetazo, hasta el punto que varios de los guerreros menos experimentados, tuvieron que apartar la mirada compungidos por la cabeza aplastada y el sonido de de los huesos crujiendo y la pulpa que era su cerebro esparciéndose por las mesas. Tras unos minutos, que parecieron años, Voz de Garm, ensangrentado de pies a cabeza, se subió a la mesa y prosiguió.
- ¡Aquel que insulte a mi hermano de manada, sufrirá este destino cada vez que atraviese las puertas del Gran Salón, día tras día, minuto tras minuto! —gritaba, prácticamente rugía el soldado— ¡Abrelatas fue un gran guerrero, mucho más que ningún otro Roehuesos, jamás huyó y siempre luchó a mi lado, como Escudo del Pueblo aquí presente, puede atestiguar! —El Garou señaló al pariente que se encontraba a poca distancia. Este asintió alzando su jarra.
El público estaba atento y expectante, impresionados ante un Fenrir que defendía con tanta vehemencia a un Roehuesos. Ya los tenía en el bolsillo. Un buen Skaldo sabe manejar a sus oyentes. Voz de Garm dio un largo trago a la jarra de hidromiel de su victima y la alzó a los cielos en honor a su amigo. Algunos de los asistentes imitaron su gesto, recordando a los compañeros caídos y perdidos.
- Hoy, os contaré su historia.
Realizado por: Eloi
